Las torres de Martiricos: ¿Qué hay de los malagueños?

 


Hasta hace poco la ciudad de Málaga tenía pocos espacios para ver la ciudad desde lo alto. Quizás algún céntrico hotel, nuestra catedral de 87 metros de altura o nuestros montes puedan ser una solución para aquellos que les gusta ver las cosas desde otro punto de vista.

Unas torres blancas de 30 pisos yacen del suelo de forma disimulada, pero el distrito de Martiricos de Málaga (y toda la ciudad) comienza a percatarse de su presencia. La ciudad ha dejado de trabajar bajo tierra hallando joyas del imperio romano para construir hacia arriba, sin limites. La estruendosa edificación no solo pone en peligro el paisaje urbanístico de la ciudad. También se ha visto que el bolsillo de los malagueños se está viendo afectado: antes de su construcción el metro cuadrado estaba a 2.309 euros, ahora parece haber pasado a 2.519 (un aumento del 9,12%).

Corría el año 2005 cuando los vallisoletanos fueron preguntados por la construcción de unos rascacielos. El proyecto Rogers pretendía ser “una solución urbanística a los terrenos que quedarían liberados con el soterramiento de las vías”. Los ciudadanos se mostraron absolutamente remisos, más de la mitad rechazaron estas construcciones.

También, cuando hace más de 100 años la calle Larios de Málaga estaba repleta de locales y pequeños comercios, el color que lucía el emblemático lugar era inigualable. Hace ya casi 20 años que Larios se peatonalizó, a la par que estos negocios fueron siendo sustituidos por grandes franquicias. Los sentimientos que quedaron para los dueños de estos negocios fueron de expropiación e injusticia.

Imagine que, de manera progresiva, se llevan cosas de su casa hasta dejarles sin la más mínima prenda de ropa. Tras ello, sin recompensarle de alguna forma, le expulsan de su vivienda, le cierran con la puerta en la cara y le cambian la cerradura. Pues eso.

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